El partido de anoche entre
Houston Rockets y
Los Angeles Lakers dio mucho de qué hablar. Y es que no sólo contó con polémicas como el puñetazo de Dillon Brooks a LeBron, sino que más allá de eso, los Rockets pasaron por encima de los Lakers. Houston llegó a sacar una ventaja de 30 puntos, algo imperdonable para un equipo que aspire al título. Con el juego virtualmente perdido,
Darvin Ham mandó adentro a la segunda unidad, y allí es que se vió a un James muy molesto, lanzar una mirada lapidaria contra el entrenador.
La verdad es que los Lakers están rindiendo por debajo de lo esperado. Sí, ganaron la primera edición del torneo In-season, pero eso fue hace casi dos meses.
Los Ángeles es un gran mercado y hay muchos aficionados repartidos por todo el mundo. La historia de la franquicia manda, exige resultados.
La mirada que LeBron dio Darvin Ham ayer después de sentarse en el banquillo fue tan cercano a decir adiós como podría ser. Fue tan obvio que desencadenó incontables reacciones en las redes sociales.
Actualmente los Lakers están 24-24, deberían estar un poco más arriba que eso. El equipo está ahí,
Anthony Davis está jugando su mejor baloncesto desde la burbuja. Tienen buenas piezas alrededor, pero parece que no pueden encontrar consistencia. Ayer los Rockets demolieron a LA por momentos.
No todo es culpa de Darvin Ham. El entrenador no dejaba de pedir a sus jugadores que jugaran con más energía, con más sentido de la urgencia. Cuando los Lakers entendieron el mensaje, ya era demasiado tarde.
Las cosas parecieron llegar a un punto de inflexión para los Lakers. Tienen muchas cosas que resolver antes de la fecha límite de traspasos, y muchas cosas que resolver dentro del vestuario.