El equipo de los
Denver Nuggets llegó a éstos playoffs como uno de los máximos candidatos a llevarse el trofeo de campeón, sin embargo, los Minnesota Timberwolves fueron demasiado para un equipo que casi nunca logró desplegar su mejor juego en la postemporada.
Denver Nuggets cayó ayer como local en el juego 7 de las semifinales de la conferencia oeste. El equipo de Michael Malone se desmoronó en la segunda mitad, dejando ir una ventaja que llegó a ser de hasta 20 puntos temprano en el tercer período.
A diferencia de la temporada pasada, en la que Denver fue ampliamente superior a sus rivales en todas las series de playoffs, en ésta ocasion los Nuggets se encontraron de arranque con otra realidad.
Ser el campeón defensor implica que ya su estilo de juego haya sido leído y estudiado a la perfección por los demás entrenadores. Denver ya no sorprendió a sus rivales, todo lo contrario. Los Lakers y posteriormente los Wolves supieron poner en aprietos a
Nikola Jokic y compañía, incomodando mucho el andar de una ofensiva que en la antesala parecía imparable.
Los Nuggets no lucieron bien, a excepción de algunos juegos determinados. Se vieron mucho más predecibles, dependientes de lo que Jokic y Murray pudieran generar. Como equipo, quedaron a deber en el tiro a distancia, algo que resultó ser lapidario contra los Wolves pero que ya se lograba vislumbrar durante la serie contra el equipo angelino.
Con baja efectividad detrás de la medialuna y frente a equipos con gran dominio de los tableros, los Nuggets intentaron una gran cantidad de triples pero nunca lograron estar verdaderamente acertados con el canasto.
Uno de los grandes problemas que enfrentó Denver éste año fue la escasez de puntos desde el banquillo. Con la salida de Bruce Brown el pasado verano, los Nuggets confiaron en otros jugadores de rotación como Reggie Jackson o Justin Holiday, pero desafortunadamente no tuvieron la pólvora suficiente como para generar peligro en ataque.
En reiteradas ocasiones, Denver tuvo que remontar largas desventajas culpa de inicios lentos y descuidados, agregando aún más presión sobre sus hombros, desgastando a la larga una rotación que por diseño estaba demasiado apretada.
Kentavius Caldwell-Pope, Michael Porter Jr. y
Aaron Gordon no lucieron para nada bien en el juego de anoche. Porter Jr estuvo desaparecido en toda la serie y KCP no fue el mismo del año pasado.
Ésto no quiere decir que el equipo esté acabado ni mucho menos. Hizo falta que apareciera un rival hecho a medida, unos Wolves especialistas en defensa que se emplearon al máximo para contener a las grandes figuras de los Nuggets y que aún así, necesitaron de 7 juegos para poder eliminarlos.
De cara a una agencia libre repleta de talento, Denver deberá buscar refuerzos que sumen calidad ofensiva al plantel, específicamente en la segunda unidad, además de alguien que pueda darle minutos de descanso al Joker y pueda colaborar en los tableros. Los Nuggets son jóvenes y con algunos ajustes, serán nuevamente animadores de la competencia la temporada próxima.